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Sin rumbo: Atari Lynx

Son más de las tres de la mañana y los vecinos abusan del privilegio de karaoke. En lugar de llamar a la policía para que les apliquen una multa en su predial, preferí  escribir esto sin rumbo alguno respecto al Atari Lynx.

Por ahí del 2002 encontré a la venta en mercadolibre.com un Atari Lynx I. Recordé todos los comerciales que había visto de la consola en su época y por supuesto que me interesó. Nunca había visto una. Y la verdad es que años de leer y re-leer revistas de videojuegos de los 80s y 90s debe haberme convencido del potencial de la totalmente radical y tubular consola de Atari. 

Perdí la subasta, pero soy muy necio, así que esperé unos días y después pude lograr comunicarme con el vendedor por msn messanger, la cosa que usábamos para mensajería instantánea en esas épocas prehistóricas. El no sabía quién era yo y como lo encontré, pero por suerte me confirmó que el comprador se había echado para atrás y que me dejaba todo el paquete por miserables 500 pesos. El se encontraba de momento trabajando en Houston, pero avisaría en su casa del trato.

Su casa era bonita, de dos plantas rodeada de un enorme jardín. Era modesta comparada con el resto de las casas de su colonia, donde la mayoría de ellas eran tan grandes que abarcaban entre una media y una cuadra entera. Al tocar el timbre me atendió una criada con uniforme, quién llamó a la señora de la casa, a la cual yo torpemente le dije el motivo de mi visita mientras sacaba los billetes de mi bolsillo, naturalmente emocionado por que era en ese entonces yo  (y actualmente) un ñoño de primera sin modales. Me dio la impresión de que se molestó, y sin decir palabra se dio media vuelta y se fue. Momentos después regresó la criada con el paquete.

Era una maleta de tela gris con los logotipos de la consola. Dentro se encontraban los juegos, algunos instructivos y algunas cajas de cartón.  La consola venía en un segundo estuche oficial del mismo material y logotipos.  También tenía el cable para conectar varias consolas y el adaptador oficial de corriente eléctrica, el cual es una necesidad dada la facilidad con la que se termina las baterías la consola.  La consola, el estuche, el cable multi-jugador, el adaptador de corriente y una copia de California Games en total formaban un paquete que Atari llamaba “Deluxe kit” y aquí estaba todo. La maleta y el resto de los juegos era un bono adicional.

El primer modelo del Lynx es bastante grande. Ridículamente grande.  Ponlo junto a un Neo*Geo Pocket y se ve ridículo. Uno de los creadores dijo alguna vez que los focus groups americanos, al saber el costo proyectado al que saldría a la venta, pidieron que la consola fuera grande para representar ese costo. Probablemente es una mentira, pero por otro lado, ahí tenemos al NES y al Turbografx-16 como ejemplo de hardware pequeño engrandecido innecesariamente para satisfacer los gustos americanos.

Pero es cómodo usarlo. De eso no tengo quejas.

Su pantalla tiene una proporción similar a una pantalla ancha moderna, y aunque se ve que es de baja resolución, es mucho menos borrosa que la del Game Gear. Aunque por otro lado, también no se ve perfectamente pareja su iluminación y es mucho más pálida y de-saturada que la de Sega.

Otra cosa del Lynx es que nunca me dio la impresión de que fuera una consola resistente. Para empezar, no es de color negro sino plateado pintado de negro. Cualquier raspón severo crea una mancha plateada.  Solo tiene sonido monoaural y no tiene ningún indicador de uso de batería o de encendido.

Es tentador decir que lo que salió mal con el Lynx fue la vida de la batería. Que eso fue lo que hizo que fallara comparado con el GameBoy. La realidad es que hay muchos factores, no solo la batería,  su tamaño, su precio, o la terrible relación que tenía Atari, bajo la dirección de Jack Tramiel, con sus socios comerciales.

Para mí, el más grande factor, es su librería de juegos. De lo que he jugado hasta ahora, tiene muchos títulos técnicamente impresionantes para su época. Gracias a su co-procesador matemático y de gráficos de 16 bit, puede presentar algunos efectos visuales muy impresionantes, que en ese entonces superaban al NES, Master System y Genesis. Por ejemplo, aquí hay un video de uno de los títulos de primera generación. Se llama Electrocop, de Epyx, los creadores de la consola.

¿Viste eso? No  tuvimos algo así sino hasta el GameBoy Advance.  Pero no es un gran juego. Puede que incluso no sea un buen juego. Hay un par de decisiones muy idiotas en ese título.  Lo de “tecnológicamente impresionante pero el juego le falta pulir o de plano es malo” es casi una constante en los 11 títulos que he probado. Hay excepciones, claro. Rampart es genial. Otro que me gustó, Warbirds, es un simulador de combate aéreo de la primer guerra mundial que combina sprites 2D y terrenos poligonales 3D, el cual es tecnológicamente impresionante pero le falta pulir…¿ves? Casi una constante.

¿Por qué tener un Lynx hoy en día? Nostalgia por una era especifica sin duda alguna. La otra razón es que esas excepciones, esos buenos títulos que no existen en otras consolas, pueden valer la pena. Y es que el Lynx no fue una consola popular y por lo tanto no existen emuladores que puedan emular la librería completa, o incluso emular títulos populares sin defectos audiovisuales.

De hecho, esta falta de popularidad es lo que hace que hoy en día aún puedas comprar títulos nuevos, y aunque cada día son más escasas, aún existen consolas nuevas, si sabes bien donde buscar.  Por aproximadamente 120 dólares puedes comprar un Lynx I nuevo, pero ya no quedan consolas nuevas de Lynx II.  Después de unos días de usar uno, puedo confirmar que el segundo modelo, más compacto y con sonido estéreo, es una mejora en casi todo aspecto. Compré un Lynx II en mercadolibre, y el comprador únicamente lo metió en un estuche de tela, y luego dentro de un sobre de papel y sobrevivió sin problemas el viaje por paquetería, así que con seguridad es más resistente al menos. Por 120 dólares no podrías comprar un Gameboy Advance SP nuevo hoy en día.

Vas a querer una consola nueva, o al menos, re-acondicionada por algún experto en Atari. Aún existen en internet  tiendas que se especializaron en los 80s en proveer partes y productos Atari y que cuando la compañía se acabó, compraron tarimas enteras de producto que aún hoy no han podido terminar de vender.  Aun venden y reparan consolas.

Las consolas portátiles son una pequeña bomba de tiempo. Dentro de esa generación de consolas a color LCD de finales de los 80s y principios de los 90s (ya sean de Atari, Sega o NEC) existen pequeños capacitores que tienden a fallar.  Cuando veas en e-bay una consola re-acondicionada, significa que alguien le puso capacitores nuevos. Cuando un capacitor  falla, puede que se pierda el sonido, o que la pantalla se oscurezca y solo pueda ser vista en ángulos no naturales.

Al final dejó de funcionar el Lynx. Para empezar, estaba dañada la parte de la tarjeta madre que maneja los botones de encendido y apagado. Unas manchas misteriosas verdes y cyan empezaron a aparecer en donde se colocan las baterías y en otras partes dentro de la consola, lo cual no debería de ser si fuera corrosión de baterías (las cuales raras veces dejaba dentro de la consola). Además, el puerto donde se coloca el adaptador de poder ya no funcionaba, producto de un intento mal hecho de reparar el adaptador de corriente cuando por uso se dañó el cable.  Funcionando desde 1989  hasta 2013. Nada mal para una consola que descontinuaron en menos de 4 años.


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