Todo lo bueno llega a su fin. Excepto en la televisión, donde frecuentemente después de que debería haber terminado sigue adelante, moviéndose pero muerto, como un zombie arrastrando una carreta llena de expectativas pasadas que no podrán ser cumplidas de nuevo. Naturalmente en esta ridícula metáfora el zombie es House M.D., un programa que en su séptima temporada terminó por debajo de donde inició.
En su debut fue innovador, trayendo a la televisión americana a un protagonista común en la televisión europea, alguien cruel y amargado, pero encantador y cómico; un detective disfrazado de médico. La formula era clara y el melodrama el elemento que evitaría que fuera predecible y monótono. Y así fue hasta que el melodrama se volvió también predecible y monótono.
Fuera de House y Wilson, ningún personaje de la serie esta temporada fue desarrollado de manera que fueran interesantes. Pueden agregar una risa, pueden ser un obstáculo para el protagonista, pueden ser carismáticos pero queda claro que solo existen para reaccionar. Masters fue una buena adición a la formula, le agregó algo de frescura, pero también es en esencia el personaje de Cameron. Trece es más interesante cuando interactúa con House en su nivel, demostrando su lado más rebelde y oscuro, pero su ausencia demuestra lo poco que aporta en la serie. Cuddy primero acepta a House, luego lo deja por que en un momento de debilidad volvió al vicodin. ¿Qué esperaba? Ella sabía que era un adicto. Repentinamente un personaje que enfrenta regularmente tareas difíciles toma el camino fácil. Los intentos de desarrollar arcos de historia para Chase y Taub se quedaron cortos.
En el final, por error de dirección aparentemente, todo parece indicar que House intenta asesinar a Cuddy y sus visitas en su casa. La serie prefiere impactar con lo ridículo, con situaciones visualmente chocantes, que en crear genuino melodrama o misterios que obliguen atención. El momento en que House y su equipo pasean en una camioneta monstruo mientras realizan un diagnóstico es el equivalente de haber saltado sobre el tiburón y después haberlo sujetado de la aleta para dirigirse al fondo del mar.
Viene lo que se cree será la última temporada con un presupuesto menor. Scrubs se enfrentó a una situación similar al final, y eso le ayudó a recuperar algo del brillo que solía tener en sus inicios. Ojalá así sea. No creo que Hugh Laurie pueda seguir arrastrando esta carreta él solo.