El debut en live action de Brad Bird esta compuesto por excelentes, claras y divertidas secuencias de acción que compensan la debilidad de un guión que se quiebra fácilmente. Esta vez, Ethan Hunt y su nuevo equipo son culpados de un ataque terrorista y deben probar su inocencia deteniendo al verdadero culpable. Luchan como superhéroes, pero la frescura proviene del hecho de que fallan constantemente y deben improvisar soluciones. La comedia recae sobre Simon Pegg, quién raras veces decepciona. Las escenas de acción y la interacción del equipo dominan la duración del film, al punto de que los villanos prácticamente no existen. Aunque trata de no serlo al dar énfasis a las escenas de espionaje, es una película de acción sin mucho más; es sencillamente la definición de una película palomera que entretiene.